Llego a la tercera entrega de Vázquez y Santana tarde. Rematadamente tarde. Lo hago con ilusión que no ha sido defraudada en ningún momento, todo y que, recomiendo que la lectura se haga de forma ordenada y empezar por las otras dos novelas de la saga: "Curvas peligrosas" y "Contra las cuerdas".
Me gustan Vázquez y Santana. Ayudante de fiscal una, y mosso d'esquadra la otra. Son pareja. Poco me importa que sean dos mujeres. Se quieren y con eso es suficiente. Su trabajo las une y las separa, así como el estrato social de cada una de ellas, sus vivencias en la niñez, sus familias, pero ellas han sabido crear un mundo, que ambas no quieren perder y luchan por ello.
Niños desaparecidos. Niños secuestrados. Niños que son "encargados" para cometer con ellos las peores aberraciones. Una pesadilla para los que somos padres y en algún momento hemos perdido a nuestros hijos en alguna aglomeración, o en un despiste.
Barcelona como escenario. El centro, los barrios, recorridos a lomos de la Harley de Santana, esos recorridos que Hernández te hace sentir con el viento en la cara mientras transitas por la ciudad.
Una novela que recomiendo sin ningún lugar a dudas, publicada dentro de un sello editorial, Alrevés, que apuesta por el género negro
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